Midnight pleasures with a scoundrel
4º St. James's orfans
Avon
2009
James
Swindler está acostumbrado a lidiar con ladrones, carteristas y
otros criminales. Es así, no sólo por su trabajo como inspector en
Scotland Yard, sino por su pasado como uno de los pilluelos de la
banda de Feagan.
Curtido,
tras años trabajando en pos de la justicia, ha investigado casos de
lo más variopinto. Como el último que le ha sido encomendado:
vigilar a una joven y en apariencia inofensiva debutante, de la que
se sospecha trata de asesinar a un noble.
La
debutante en cuestión no es otra que Eleanor Watkins. Lo cierto es
que las sospechas que recaen sobre ella no son infundadas, pues su
llegada a Londres poco tiene que ver con la búsqueda de marido y
mucho con buscar venganza.
Eleanor
ha abandonado su pacífica vida en el campo y se ha trasladado a la
ciudad con un plan minuciosamente tramado y un objetivo en mente:
acabar con la vida de Lord Rockberry.
Por
ello lleva a cabo las pesquisas necesarias para hallar las pruebas
que prueben la culpabilidad del depravado noble en la ruina y
posterior muerte de su hermana Elisabeth y, más tarde, acabar con su
vida. Sin embargo, en su camino aparece James Swindler, ese incordio
inspector de Scotland Yard.
El
instinto le dice a James que la presencia de la señorita Watkins en
determinados lugares como los jardines del placer o los bailes a los
que acude Lord Rockberry no es fruto del azar. Aunque le cuesta creer
que la dama en cuestión sea capaz de matar a sangre fría, se
convierte en su sombra.
Su
apariencia dulce y frágil despierta en él el deseo de protegerla,
pero también hay algo que lo inquieta. Tampoco eso no impide que se
sienta atraído por ella, ni siquiera cuando se convierte en la
principal sospechosa del asesinato de Lord Rockberry.
Ni
siquiera cuando se percata que lo ha engañado y utilizado para sus
propios fines.
Novela
tras novela de Los huérfanos de St. James, el agente James Swindler
ha ido conquistándonos por su dulzura y el afán de protección
hacia los más desvalidos. En los libros anteriores, Frannie siempre
ha ocupado un lugar especial en su corazón. Pero tras el matrimonio
de Frannie con Sterling, el duque de Greystone, todas esperábamos
que apareciera una mujer capaz de enamorar a James.
Esa
mujer no es otra que la misteriosa señorita Watkins. Una mujer que
no es lo que parece y que, tras un rostro dulce y bonito, esconde un
terrible secreto y un peligroso plan.
De las
cuatro novelas que componen la saga, en mi opinión ésta es la más
diferente, porque cuenta no sólo una bonita historia de amor, sino
que está rodeado de un halo oscuro e inquietante que te impide dejar
de leer. Y de los pasados de los huérfanos acogidos por Feagan, el
de James es uno de los que más tristeza me ha provocado.
Tengo
que confesar que, desde el inicio de esta saga, he sentido cierta
debilidad por James. De él me atraía no sólo su carácter
protector y lealtad, sino conocer como aquel niño que sobrevivió
robando y timando en las calles de Londres se convirtió en el agente
de la ley que hoy es.
Pues,
como el resto de pilluelos de Feagan, James se crió en las calles
hasta que el abuelo de Luke los llevó a su mansión en St. James.
Ver morir a su padre, acusado de robo, marcó su vida para siempre y,
de algún modo, lo convirtió en el intachable pero compasivo
inspector que ha ido ganándose nuestro corazón libro tras libro.
Cuando
por fin conoce a una mujer capaz de hacerle olvidar sus sentimientos
por Frannie, ésta se convierte en la principal sospechosa de un
crimen. Y lo peor es que tras toda una vida trabajando por la ley,
por primera vez, ve temblar los cimientos de rectitud y justicia que
han sido el pilar de su existencia. Y es a causa del amor. Ese amor
que se supondría debería redimirlo y llenar el vacío en su alma.
La
historia de amor de Eleanor y James está rodeada de muchos secretos,
de una investigación sórdida y peligrosa que propicia una lectura
apasionante.
Me ha
encantado porque nos narra una emotiva y dulce historia de amor, pero
a la vez nos adentra en una trama detectivesca plagada de sorpresas
que, en mi opinión, nada tiene que envidiar a la de una novela de
suspense romántico.
Es
cierto que en ocasiones el peso de la novela recae un poco más en la
historia de Elisabeth y Lord Rockberry, o en los planes de Eleanor o
en el papel que involuntariamente juega James, pero -y ahí radica la
brillantez de este libro- la novela no es lo que parece. Y así como
en muchas otras novelas puedes imaginar qué acontecerá en ésta no
es así. De modo que, capítulo tras capítulo, nos encontramos ante
una lectura de intriga y amor maravillosa.
Hubo un
momento, por un par de detalles, en que la novela me recordó a una
de las que forman parte de mis novelas preferidas: Un baile con el
diablo de Mary Jo Putney.
Es así
por detalles como el las hermanas gemelas y la trama en torno a una
sociedad secreta y satánica. Pero más allá de eso son historias
diferentes que acontecen en periodos históricos diferentes y con
protagonistas de origen muy dispar.
Como
las anteriores novelas, creo que Midnight pleasures with a scoundrel
resucita el espíritu de las novelas de Dickens, con esos personajes
nacidos y crecidos en la pobreza.
Ya lo
mencioné con anterioridad, al comentar novelas anteriores, pero es
algo que, particularmente, me ha atrapado y conquistado. Confieso que
la época histórica en que tienen lugar estas historias, así como
el que se trata de huérfanos que se han criado en las calles son dos
bazas por que originalidad y la emotividad que desprenden me llegaron
al corazón.
Aunque
todas y cada una de las novelas de los huérfanos de St. James me han
encantado -especialmente la de Frannie- la de James tenía un
aliciente añadido para mí.
Se
trata de un personaje que ahora que ha logrado redimirse del pasado
trabajando por la justicia, el amor hace peligrar las convicciones
que han marcado, paso a paso, su vida.
Y eso
creo que da lugar a una historia fascinante y de gran profundidad,
con las que disfruto enormemente.
Apenas
he hablado de Eleanor, pese a que es un personaje con muchas aristas.
Pero para evitar desvelar información crucial creo que es preferible
dejarla rodeada por una nube de misterio y que sea la lectura de esta
novela la que desvele los enigmas que la rodean... si se publica,
claro está.
Desconozco
si está en sus planes, pero siendo el único del que falta, me
encantaría que Lorraine Heath escribiera también la historia de
Bill, el médico. Confieso que es otro de los huérfanos de St. James
que me fascinaron desde la primera novela y sería fantástico poder
leer su historia.
Así
pues, creo que con Midnight pleasures with a scoundrel puedes
perderte en unas horas de agradable lectura, con una historia
sencilla, romántica y conmovedora que se rodea de una red de
suspense e intriga muy pero que muy entretenida.
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