The next best thing
HQN Harlequin
February 2010
Lucy
Lang enviudó con apenas veinticuatro años. No sólo perdió al
hombre con quien esperaba pasar el resto de su vida, sino que
abandonó sus sueños de convertirse en repostera. En lugar de eso,
comenzó a trabajar en Bunny, la panadería de las tres hermanas
húngaras, regentada por su madre y sus tres tías, a los que se les
conoce como Las Viudas "negras". Todas ellas perdieron a
sus maridos siendo muy jóvenes. Se dice que una maldición cae sobre
las mujeres Black...
Casi
seis años después, Lucy aún no ha superado la muerte de Jimmy,
pero tras el nacimiento de su sobrina se percata que, más que nada
en la vida, desea formar una familia. De modo que decide que ha
llegado el momento de volver a salir con hombres, elegir uno con el
que casarse y tener hijos.
Lucy
no aspira a demasiado. Sólo desea encontrar un hombre agradable,
decente, alguien que corte el césped, haga barbacoas y sea un padre
cariñoso. Pero, sobre todo, desea que sea un hombre que no despierte
en ella pasiones intensas, que no le deje el corazón encogido ni
muera joven.
El
primer paso, no obstante, será informar a Ethan, su cuñado, mayor
apoyo y amigo con beneficios que deben dejar de acostarse juntos.
Ethan
es divertido, leal, su mejor amigo desde que se conocieron en la
escuela de cocina. Gracias a él conoció a Jimmy. Pero una relación
entre ellos sería impensable, no sólo porque es su cuñado, sino
porque... ¿y si a Ethan, imprudente y temerario como es, le sucede
algo? ¿Y si la maldición de las viudas negras causa la muerte a
otro Mirabelli?
A
Ethan no le coge demasiado por sorpresa que Lucy quiera tener hijos,
pero sí le pilla totalmente desprevenido que ponga fin a su
relación. Después de todo, si piensa en casarse y formar una
familia, ¿quién mejor que él? Nadie la conoce como él; nadie
puede ofrecerle lo mismo que él. Si ella quisiera, se casaría con
ella, aún sabiendo que siempre sería la segunda opción.
Tengo
que confesar, con el corazón en la mano, que no esperaba que esta
novela me emocionara, cautivara y conmoviera como lo ha hecho. No
esperaba, en absoluto, que me gustara tanto como lo ha hecho. Tal vez
porque la premisa de la que parte: una joven viuda que no quiere
volver a enamorarse, pero sí desea un hijo, no invite a soñar con
una novela romántica que pueda emocionar. Menos aún al protagonista
se le describe como la segunda opción.
Sin
embargo ha logrado atraparme de principio a fin, contando una
historia preciosa que te deja con el corazón desbocado.
La
novela comienza cuando Lucy decide buscar marido. Pero antes de
encontrar al hombre con el que formará una familia, Lucy decide que
tiene que romper con Ethan. Pero a medida que empieza a tener citas,
ninguno de los hombres que conoce o le presentan le atrae lo
suficiente. Y, sin percatarse, a todos los compara no sólo con
Jimmy, su difunto marido, sino con Ethan. Pero si algo tiene claro
Lucy es que entre ella y Ethan sólo puede haber amistad. Sigue
siendo su mejor amigo y no quiere perderlo, pero Ethan es demasiado
noble y demasiado bueno para que ella ponga su vida en peligro.
Puede
que la novela parezca una historia que invita al llanto, pero si bien
es cierto que es una novela con una profunda carga emocional que te
deja con los sentimientos a flor de piel, también es una novela
divertidísima, con la que me he encontrado riendo en voz alta en
varias ocasiones.
Puede
que el tema de la maldición de las Viudas negras te deje poniendo
los ojos en blanco, pero lo cierto es que está contando y
desarrollado de tal manera que eres incapaz de seguir leyendo.
Pese
a todo The next best thing tiene momentos y escenas para las risas.
Por
un lado a causa de las Viudas Negras que, como un aquelarre, van
todas a una y constantemente quieren imponer sus ideas. No sólo
desaprueban que Lucy quiera volver a casarse, después de todo
ninguna de ellos lo ha hecho, sino que permanecen fieles a la memoria
de sus difuntos maridos, sino que desean introducir cambios en la
panadería. Lucy desea expandir el negocio, añadir una cafetería y
vender repostería. Las viudas negras se niegan.
Daisy,
la madre de Lucy y Corinne, administra y dirige la panadería; Iris
hace los brioches y rosquillas; Rose hornea pasteles y galletas
-armas letales que aterrorizan a Lucy- mientras Lucy hace el pan.
Por
otro lado, Corinne, la hermana menor de Lucy, que vive temiendo que
la maldición de las Viudas negras caiga sobre Chris, su saludable y
joven marido, al que atosiga sin descanso, controlando su
alimentación, nivel de colesterol, y moderando su ejercicio físico.
También
tenemos a los Mirabellis, que siguen llorando la muerte de Jimmy, al
que tienen erigido un pequeño altar en el restaurante familiar y son
un poco excéntricos.
Y
tenemos a Ethan... el protagonista masculino de esta novela. Ethan
parece ser siempre la segunda opción para sus padres, pero Lucy ni
siquiera lo quiere como segunda opción. ¿O si? Si le diera una
oportunidad...
Lo
cierto es que Ethan es un personaje que te va conquistando poco a
poco. Siempre se nos describe como el cuñado y amigo leal,
silencioso y de confianza, como un padre ejemplar y yerno en
funciones cariño y atento no sólo con Daisy, sino con Rose e Iris.
Al
principio tal vez parezca despreocupado, pero poco a poco nos
percatamos que no es más que una fachada. Esconde un corazón enorme
y tal vez no sea la segunda opción, sino la mejor opción.
La
historia de Ethan y Lucy me parece preciosa, de las más bonitas y
conmovedoras que ha escrito Kristan Higgins. Es de esas que te van
conquistando poco a poco, que van floreciendo sin que te percates,
que envuelta en un halo triste que no incita a creer en finales
felices pero a la vez esperanzador y divertido, te muestra una
historia de amor en mayúsculas. Una historia donde nada es lo que
parece ni Ethan ni Jimmy, que al haber fallecido siempre es
considerado como alguien perfecto y sin mácula; ni siquiera Lucy. Es
una historia de amor de esas que te conmueven, te dejan con el
corazón encogido y los ojos llenos de lágrimas.
Para
mí, insisto, es una de las más románticas que ha escrito esta
autora. Me he llegado una gran sorpresa, lo admito. No esperaba que
la historia pudiera conmoverme ni hacerme reír como lo ha hecho. No
sólo por las estrafalarias Viudas negras, por la neurótica Corinne,
Marie y Gianni Mirabelli, el pequeño Nicky, la leal Parker o la
beligerante Doral-Anne, por el gordinflón gato Mickey, los
peculiares primos Stevie y Anne, la misteriosa Grinelda la adivina,
el capitán Bob o Jorge.
No
es sólo por eso, sino porque es una historia cercana, humana, con
personajes un tanto especiales que, con sus rarezas pero su buen
corazón, te van conquistando.
Y
sobre todo porque la historia de Lucy y Ethan es preciosa, de esas
que sé que conservaré en un lugar especial.