viernes, 30 de agosto de 2013

The next best thing - Kristan Higgins

















The next best thing
HQN Harlequin
February 2010


Lucy Lang enviudó con apenas veinticuatro años. No sólo perdió al hombre con quien esperaba pasar el resto de su vida, sino que abandonó sus sueños de convertirse en repostera. En lugar de eso, comenzó a trabajar en Bunny, la panadería de las tres hermanas húngaras, regentada por su madre y sus tres tías, a los que se les conoce como Las Viudas "negras". Todas ellas perdieron a sus maridos siendo muy jóvenes. Se dice que una maldición cae sobre las mujeres Black...

Casi seis años después, Lucy aún no ha superado la muerte de Jimmy, pero tras el nacimiento de su sobrina se percata que, más que nada en la vida, desea formar una familia. De modo que decide que ha llegado el momento de volver a salir con hombres, elegir uno con el que casarse y tener hijos.
Lucy no aspira a demasiado. Sólo desea encontrar un hombre agradable, decente, alguien que corte el césped, haga barbacoas y sea un padre cariñoso. Pero, sobre todo, desea que sea un hombre que no despierte en ella pasiones intensas, que no le deje el corazón encogido ni muera joven.

El primer paso, no obstante, será informar a Ethan, su cuñado, mayor apoyo y amigo con beneficios que deben dejar de acostarse juntos.
Ethan es divertido, leal, su mejor amigo desde que se conocieron en la escuela de cocina. Gracias a él conoció a Jimmy. Pero una relación entre ellos sería impensable, no sólo porque es su cuñado, sino porque... ¿y si a Ethan, imprudente y temerario como es, le sucede algo? ¿Y si la maldición de las viudas negras causa la muerte a otro Mirabelli?

A Ethan no le coge demasiado por sorpresa que Lucy quiera tener hijos, pero sí le pilla totalmente desprevenido que ponga fin a su relación. Después de todo, si piensa en casarse y formar una familia, ¿quién mejor que él? Nadie la conoce como él; nadie puede ofrecerle lo mismo que él. Si ella quisiera, se casaría con ella, aún sabiendo que siempre sería la segunda opción.

Tengo que confesar, con el corazón en la mano, que no esperaba que esta novela me emocionara, cautivara y conmoviera como lo ha hecho. No esperaba, en absoluto, que me gustara tanto como lo ha hecho. Tal vez porque la premisa de la que parte: una joven viuda que no quiere volver a enamorarse, pero sí desea un hijo, no invite a soñar con una novela romántica que pueda emocionar. Menos aún al protagonista se le describe como la segunda opción.
Sin embargo ha logrado atraparme de principio a fin, contando una historia preciosa que te deja con el corazón desbocado.

La novela comienza cuando Lucy decide buscar marido. Pero antes de encontrar al hombre con el que formará una familia, Lucy decide que tiene que romper con Ethan. Pero a medida que empieza a tener citas, ninguno de los hombres que conoce o le presentan le atrae lo suficiente. Y, sin percatarse, a todos los compara no sólo con Jimmy, su difunto marido, sino con Ethan. Pero si algo tiene claro Lucy es que entre ella y Ethan sólo puede haber amistad. Sigue siendo su mejor amigo y no quiere perderlo, pero Ethan es demasiado noble y demasiado bueno para que ella ponga su vida en peligro.

Puede que la novela parezca una historia que invita al llanto, pero si bien es cierto que es una novela con una profunda carga emocional que te deja con los sentimientos a flor de piel, también es una novela divertidísima, con la que me he encontrado riendo en voz alta en varias ocasiones.
Puede que el tema de la maldición de las Viudas negras te deje poniendo los ojos en blanco, pero lo cierto es que está contando y desarrollado de tal manera que eres incapaz de seguir leyendo.
Pese a todo The next best thing tiene momentos y escenas para las risas.
Por un lado a causa de las Viudas Negras que, como un aquelarre, van todas a una y constantemente quieren imponer sus ideas. No sólo desaprueban que Lucy quiera volver a casarse, después de todo ninguna de ellos lo ha hecho, sino que permanecen fieles a la memoria de sus difuntos maridos, sino que desean introducir cambios en la panadería. Lucy desea expandir el negocio, añadir una cafetería y vender repostería. Las viudas negras se niegan.
Daisy, la madre de Lucy y Corinne, administra y dirige la panadería; Iris hace los brioches y rosquillas; Rose hornea pasteles y galletas -armas letales que aterrorizan a Lucy- mientras Lucy hace el pan.

Por otro lado, Corinne, la hermana menor de Lucy, que vive temiendo que la maldición de las Viudas negras caiga sobre Chris, su saludable y joven marido, al que atosiga sin descanso, controlando su alimentación, nivel de colesterol, y moderando su ejercicio físico.
También tenemos a los Mirabellis, que siguen llorando la muerte de Jimmy, al que tienen erigido un pequeño altar en el restaurante familiar y son un poco excéntricos.

Y tenemos a Ethan... el protagonista masculino de esta novela. Ethan parece ser siempre la segunda opción para sus padres, pero Lucy ni siquiera lo quiere como segunda opción. ¿O si? Si le diera una oportunidad...

Lo cierto es que Ethan es un personaje que te va conquistando poco a poco. Siempre se nos describe como el cuñado y amigo leal, silencioso y de confianza, como un padre ejemplar y yerno en funciones cariño y atento no sólo con Daisy, sino con Rose e Iris.
Al principio tal vez parezca despreocupado, pero poco a poco nos percatamos que no es más que una fachada. Esconde un corazón enorme y tal vez no sea la segunda opción, sino la mejor opción.

La historia de Ethan y Lucy me parece preciosa, de las más bonitas y conmovedoras que ha escrito Kristan Higgins. Es de esas que te van conquistando poco a poco, que van floreciendo sin que te percates, que envuelta en un halo triste que no incita a creer en finales felices pero a la vez esperanzador y divertido, te muestra una historia de amor en mayúsculas. Una historia donde nada es lo que parece ni Ethan ni Jimmy, que al haber fallecido siempre es considerado como alguien perfecto y sin mácula; ni siquiera Lucy. Es una historia de amor de esas que te conmueven, te dejan con el corazón encogido y los ojos llenos de lágrimas.

Para mí, insisto, es una de las más románticas que ha escrito esta autora. Me he llegado una gran sorpresa, lo admito. No esperaba que la historia pudiera conmoverme ni hacerme reír como lo ha hecho. No sólo por las estrafalarias Viudas negras, por la neurótica Corinne, Marie y Gianni Mirabelli, el pequeño Nicky, la leal Parker o la beligerante Doral-Anne, por el gordinflón gato Mickey, los peculiares primos Stevie y Anne, la misteriosa Grinelda la adivina, el capitán Bob o Jorge.

No es sólo por eso, sino porque es una historia cercana, humana, con personajes un tanto especiales que, con sus rarezas pero su buen corazón, te van conquistando.

Y sobre todo porque la historia de Lucy y Ethan es preciosa, de esas que sé que conservaré en un lugar especial.

lunes, 19 de agosto de 2013

Taking the heat - Brenda Novak

















Taking the heat
Harlequin
2003


Gabrielle Hadley acepta el puesto de guardia en una prisión de Florence, en Arizona, empujada por la necesidad. En esa región del árido desierto se agrupan varias prisiones. La dificultad para encontrar trabajadores facilita que Gabrielle, que recién finalizada su formación, consiga el empleo. Gracias a ese trabajo Gabrielle sabe que podrá mantenerse sin la ayuda de David, su ex-marido.

Lo cierto es que Gabrielle no huye de David, a quien conoce desde hace diez años. David es un buen padre, su confidente y el más bondadoso de los hombres, pero se ha percatado que lo quiere como a un amigo, no como a un hombre. Por ello ha tomado la determinación de divorciarse; por ello ha abandonado su hogar en Phoenix y trasladado a la región del desierto.

Pero también existe otra razón por la que se ha instalado allí.
Gabrielle fue abandonada por su madre cuando contaba con tres años y, tras una larga búsqueda, ha dado con ella. Naomi, la mujer que la dio a luz y la abandonó, vive en Florence y Gabrielle desea reencontrarse con ella y pedirle una explicación.

El trabajo en la prisión no resulta sencillo.
La mayoría de los presidiarios son peligrosos y violentos. Apenas lleva unos días ocupando su puesto cuando se desata una pelea entre un grupo de presos. Varios miembros de una banda tratan de dar una paliza a un hombre y los guardias no intervienen; pero Gabrielle sí. Con ello se gana la animadversión de sus compañeros, especialmente del Sargento Hansen.

El preso agredido es Randall Tucker. Lleva seis meses en esa prisión, dos años desde que fue detenido y acusado de asesinar a su esposa.
Es el blanco de algunos de los presos, sabe que su vida cobre peligro pero está determinado a sobrevivir. Debe demostrar su inocencia para recuperar a su hijo.

La intervención de Gabrielle complica más la situación, pues tras denunciar la negligencia de sus compañeros y atender las heridas del preso, el alcaide decide que se haga un traslado penitenciario del preso Randall Tucker. El destino es una prisión más peligrosa.
En el trayecto, escoltado por Gabrielle y otro guardia, sufren un accidente y Randall aprovecha para huir.
Gabrielle lo sigue y se adentra en el desierto. Tras una persecución, Gabrielle y Randall se encuentran; ella está decidida a hacerlo regresar, él dispuesto a todo por huir. Pero cuando se desata una tormenta en el desierto, deben aunar esfuerzos para sobrevivir bajo la tormenta y el sol implacable.

Desde que empecé a leer las novelas de Brenda Novak me cautivó su manera de escribir, los personajes que crea y cómo construye las tramas. Así que, si bien no es una autora que me resulte desconocida, lo cierto es que me ha sorprendido con esta novela.
La razón es que, habituada a leer historias suyas más amargas, más oscuras, y a pesar de que Taking the heat presagiaba ser una novela de esas que te encogen el corazón, me ha atrapado desde la primera página y he encontrado en ella una lectura emocionante pero también muy romántica y con punto tierno.

Tal vez el punto de partida de Taking the heat pueda recordar a alguna otra novela. A mí, sin ir más lejos, me hizo pensar en Espósame de Pamela Clare. Es cierto que existen algunas -pocas- similitudes, pero son novelas muy diferentes y aunque ambas autoras escriben suspense romántico, tienen rasgos que las hacen cada una únicas.

La historia de Gabrielle y Randall me ha fascinado y enamorado desde la primera página. Desde ese primer encuentro en la prisión de Florence, cuando Gabrielle irrumpe en mitad de la pelea en la que Randall está en inferioridad. Poco a poco, encuentro tras encuentro, la química existente entre ellos se ha ido haciendo más patente, casi traspasando el libro, y la barrera entre guardiana de prisiones y presidiario ha ido diluyéndose hasta ser simplemente Gabrielle y Tucker.

Tengo cierta debilidad por novelas de este estilo, donde uno o ambos de los protagonistas son prófugos o se encuentran a la fuga. Donde existen obstáculos que parecen insalvables, donde ambos se encuentran en bandos opuestos. Como sucede como Tucker y Gabrielle.
Me ha cautivado cómo la autora, con sencillez, con una historia impregnada de dulzura y coraje, va derribando las barreras que les separaba, a la vez que va desgranando los hechos que acontecieron cuando Andrea Tucker fue dada por muerta.

Puede que en algunos puntos -que no desvelaré para no descubrir nada- la historia pueda resultar poco creíble, al menos a algunas lectoras. Sinceramente me lo he planteado, o lo hice durante algunos breves momentos. Pero estaba tan absorta en la lectura, tan envuelta por la historia que contaba, por sus personajes, sus sentimientos y las dificultades a las que debían enfrentarse que, al final, no me ha parecido tan relevante.

Creo que Taking the heat es una novela romántica, dulce y con una buena trama de intriga de fondo. Sin demasiadas escenas de sexo, sin recrearse demasiado en ellas -al contrario- Brenda Novak crea una novela muy romántica y conmovedora.

Además, personajes como la pequeña Allie y Landon, los hijos de Gabrielle y Randall, rodean de más dulzura a esta historia, pues describe escenas tiernas y divertidas, también emotivas, protagonizadas por los dos niños.
No puede dejar de mencionar a David Hadley, el ex-marido de Gabrielle, que no es en ningún momento el antagonista de la historia. Al contrario, es un personaje que se hace querer, que despierta simpatías y se gana un pedacito de nuestro corazón.

Con sinceridad debe reconocer que Taking the heat no es una novela de grandes pasiones ni desgarradora, pero me ha parecido preciosa, romántica, dulce, conmovedora y, también, en ocasiones, me ha tenido con el corazón encogido.
Pese que es una de las primeras novelas que publicó Brenda Novak, de las que tal vez esperas no sean tan buenas como las últimas, confieso que me parecido de esas que te provocan mariposillas en el estómago. De esas que volveré a leer y releer.

Taking the heat es una novela donde, con ternura y sencillez, la autora aúna acción y romance y te cautiva con una bonita historia que te deja con una sonrisa.