martes, 14 de agosto de 2012

Skin deep - Pamela Clare


















Skin deep 
I-Team After hours (5.5 I-Team)
Ed. Kindle
Mayo 2012

Novela corta



Probablemente como muchas, tras leer Espósame y conocer la vida de Megan, deseé tener la oportunidad de tener entre mis manos una novela dedicada a ella.
A veces los deseos se hacen realidad, pues ésa es la que nos cuenta Skin deep: la historia de Megan Hunter y Nathaniel West.
A ambos se los podría describir como dos personas rotas, pero mientras las cicatrices de Megan están en su interior, fruto de un pasado de adicción y vejaciones, de soledad, prisión y culpabilidad, las de Nathaniel son exteriores y más visibles. Juntos, hallarán el modo de sanar.
O de eso trata esta historia. ¿Lo lograrán?

Megan es la hermana de Marc. Creo que es vital leer antes Espósame para poder entender y comprender al Marc Hunter que nos describe Skin deep. Es, ante todo, un hermano muy protector. Algo por lo que, tal vez, su comportamiento podría resultar un tanto excesivo, pero resulta comprensible si sabes por qué es así con Megan. Bueno... en realidad por qué son así todos, pues Julian también se nos presenta como uno de los protectores de Megan. Por eso hay que leer antes Espósame.

Han transcurrido varios años desde que Megan y Marc se reencontraran. La pequeña Emily tiene cuatro años. En este tiempo Megan ha construido una vida más o menos segura, pero ante todo estable para ella y su hija. Tiene un trabajo, una casa y suele colaborar como voluntaria en un centro de acogida. Es allí donde se encuentra con Nathaniel.

Nat es un ex-marine que regresó gravemente herido de Afghanistan. Una explosión acabó con la vida de varios de los hombres de su escuadrón, así como hirió y mutiló a otros. Nat sufrió graves quemaduras que le dejaron marcado parte del rostro y del cuerpo, de cintura para arriba. A su regreso y durante su convalecencia fue abandonado por su prometida. De modo que ahora el amor, e incluso la mera idea de entablar una relación sin ataduras, no forman parte de su vida, a pesar que su padre desea que conozca a mujeres, salga y deje de recluirse en el rancho familiar.

Tras abandonar las Fuerzas Especiales, Nat ayuda a su padre en el trabajo del rancho, especialmente entrenando a los caballos. Regularmente donan carne del ganado que crían a un centro de acogida y es allí donde Nat ve a Megan por primera vez.
Pese a su reticencia a acercarse a una mujer, no puede evitar sentirse atraído por Megan. A sus ojos es tan dulce y hermosa como un ángel. A causa de sus cicatrices teme acercarse a ella, teme su rechazo pero, inconscientemente, la busca.
Una noche es testigo de cómo un hombre trata de atacarla con un arma en su coche, y no sólo lo evita, salvándole la vida, sino que es herido en la pelea. El héroe que hay en él resurge y, desde entonces, comienza a implicarse en la seguridad de Megan y Emily, que enseguida conquista su corazón. Pese a su negativa, pese a que se dice que sólo actúa movido por su instinto como ex-marine, comienza a sentir como despierta a la vida de nuevo … y como hombre.

Megan cree haber dejado atrás el pasado, un pasado que quisiera poder borrar. Pero cuando una noche alguien de ese pasado irrumpe en su tranquila y segura vida, el miedo la domina. Para su sorpresa cuenta con la protección no sólo de Marc y Julian, sino de ese extraño atractivo y marcado por cicatrices que la salva en el aparcamiento. Y por primera vez en su vida siente atracción por un hombre.

Éste es el punto de partida de esta novela.

Cronológicamente, Skin deep se sitúa después de Breaking point, pero ante todo, como digo antes, creo que es primordial leer antes Espósame.

Lo cierto es que la historia me ha parecido preciosa. Tanto es así que he estado varios días sintiendo mariposillas en el estómago cada vez que pensaba en la novela. Sí, no es muy extensa, pero tampoco te deja la sensación de ser una historia contada de manera apresurada o innecesaria. Al contrario, es esa novela que deseas leer simplemente porque te cuenta la romántica y conmovedora historia de un ex-marine y una joven ex-reclusa con cicatrices difíciles de curar.
Puede que tampoco parezca a priori una historia muy novedosa, sin embargo, en honor a la verdad, no recuerdo ninguna parecida sobre un ex-marine. Sí, de protagonistas con algún tipo de desfiguración. En cualquier caso, creo que la magia de este novela se encuentra en unir a Megan y Nathaniel.

A Megan ya la conocimos en la novela de Marc y Sophie, supimos de su infancia, su adolescencia y como su adicción a las drogas la llevó a la cárcel. Con un bagaje así, me resultaba bastante inconcebible que diera como resultado una novela tan bonita, sin ese halo sórdido o angustioso que, tal vez, cabría esperar.
Es cierto que la aparición de Donny, el hombre que la introdujo en las drogas, supone una amenaza para ella, pues amenaza no sólo su vida sino también la de Emily. Y el que empiece a sentirse atraída, por primera vez, en un hombre le asusta. Pero Nathaniel, precisamente por su pasado, por el alcance de sus heridas y por el sufrimiento propio que ha padecido, se convierte en su mayor apoyo y en alguien, junto al que poder comenzar de nuevo.

Skin deep me ha parecido una novela muy romántica que habla de segundas oportunidades. Segundas oportunidades en el sentido no de retomar una relación de pareja, sino de comenzar una nueva vida. Tanto Megan como Nathaniel cargan con unas terribles cicatrices. Las de Megan están ocultas; algunas de las de Nat también, pero también están las físicas. Juntos pueden encontrar una oportunidad que no esperaban, y que la presencia de Donny amenaza. Como es habitual en esta serie, existe esa vertiente de acción y thriller. No sólo por el pasado y el entrenamiento militar de Nat, sino por todo cuanto rodea al Equipo de investigación, el trabajo de Marc y el Julian.

Además la novela cuenta con un plantel de personajes secundarios de lujo: los ya mencionados Marc y Julian, McBride, Sophie... Tengo que destacar a Jack West, el padre de Nat que me ha parecido un personaje entrañable, cuya presencia siempre actúa como un bálsamo en muchas ocasiones y a la pequeña Emily que con su dulzura y espontaneidad introduce la nota tierna en Skin deep. Más tierna aún si cabe. Gran parte de la novela transcurre en el Rancho Cimarron, el rancho de Jack y Nathaniel West, un entorno precioso que da lugar a escenas inolvidables.

Con Skin deep he disfrutado de una lectura deliciosa, pues narra una historia romántica que ha logrado tocarme la fibra. No sólo por la relación de Nat y Megan, sino por cómo se conocen, se acercan, cómo cambian las cosas... Al tratarse de una novela corta todo gira en torno a ellos, hay pocas escenas de acción. Las justas que requiere la historia.
En mi opinión la de Megan y Nat es una historia de esas que sin una trama muy enrevesada, única y exclusivamente por sus personajes, logra meterse bajo tu piel.

martes, 7 de agosto de 2012

Any man of mine - Rachel Gibson


















Any man of mine
Rachel Gibson
Avon
April 2011



Cuando comienzo una nueva novela de Rachel Gibson imagino una historia divertida, refrescante y sexy porque es el tipo de historias que suele escribir. Tal vez con excepción de The trouble with Valentine's day, que difiere bastante pero que, tal vez por eso, me gustó de especial manera, son características que se repiten en todas y cada una de las que he leído.
En Any man of mine no he encontrado exactamente eso, pero he sido incapaz de despegarme del libro y, al acabar, me ha dejado con una sonrisa en los labios. Porque, en sus páginas, esta novela destila dulzura y romanticismo de principio a fin.

Pero lo cierto es que cuando empecé a leerla tuve la vaga sensación de estar ante una novela que ya había leído. Y no porque se parezca a la de ninguna otra autora. ¿Por qué entonces? Puede que se deba a que Any man of mine tiene algunas coincidencias con Simplemente irresistible que paso a detallar: en ambas los protagonistas son jugadores -obviamente de los Chinooks- que en un momento de sus vidas, con borrachera de por medio, tienen una aventura de fin de semana con mujeres a las que acaban de conocer y a las que, poco después, abandonan. Sí, no es el ideal romántico y sí, ellas son las protagonistas de la novela.
Pero pese a ese sabor con cierta familiaridad que describo, he disfrutado muchísimo con Any man of mine. Me encanta el estilo fresco y desenfadado de Rachel Gibson. Me gustan sus novelas sobre los jugadores de hockey de los Chinooks. Me gustan las novelas de segundas oportunidades... Y me gustan las novelas que logran sorprenderme. Como ésta.

Any man of mine es la sexta de las novelas que componen la saga del equipo de hockey de los Chinooks. Da comienzo el día de la boda de Ty Savage y Faith Duffy, los protagonistas de Amor verdadero y otros desastres.
Autumn Haven es la organizadora del enlace y se reencuentra con su ex-marido, Sam, al que hace dos años que no ve. Se casaron seis años atrás en un loco y frenético fin de semana en Las Vegas, tras el cual Sam la abandonó y no volvió a saber de él hasta que le llegó la solicitud del divorcio. De ese efímero matrimonio nació un hijo, Conner, un niño de cinco años al que Sam no ve con mucha frecuencia -al menos en los dos últimos años- y sólo a causa de él tienen algún contacto.
A raíz del encuentro en la boda, Autumn y Sam vuelven a verse con cierta asiduidad. Sam está en mitad de la temporada con los Chinooks, a punto de emprender una serie de viajes que le obligarán a recorrer el país y le mantendrán alejado de Conner. De modo que quiere pasar con él todo el tiempo posible y eso implica que, inevitablemente, tendrá que ver a Autumn.

A raíz de esos encuentros Sam ha notado que Autumn parece no perder los nervios con tanta frecuencia en su presencia, incluso se amolda a sus caprichos cambiando sus planes y horarios para que él vea a Conner. Sam quiere pasar más tiempo con Conner y dejar de sentirse el padre que siempre que juró que no sería, uno sin tiempo para su hijo, tal como lo fue el suyo. Y, claro, eso significa también ver a su ex-mujer.
Autumn está bastante sorprendida del repentino interés que Sam muestra en pasar tiempo con Conner. Por una parte le alegra, por otra no cree que vaya a durar. Pero por el bien de su hijo incluso se muerde la lengua cada vez que ve a Sam y oye o soporta alguna de sus frivolidades y caprichos de superestrella del hockey.

Y a medida que el reencuentro se produce y repite, nos preguntamos qué sucedió entre ellos, cómo es que se casaron si parecen soportarse más bien poco. Así, se van intercalando saltos en el tiempo que nos trasladan seis años atrás, a Las Vegas, y conocemos con todo detalle lo acontecido aquel fin de semana. Pero al mismo tiempo somos testigo del cambio que va produciéndose en ellos y entre ellos. Porque de pronto todo el dolor que Autumn sentía parece no ser tan fuerte y porque Sam comienza a ver a Autumn con otros ojos.

Sam se pregunta a menudo por qué se casó con Autumn. Sencillamente no es su tipo, léase alta, delgadísima y pechos XXL. Lo achaca al alcohol y al momento en que se encontraron y, bueno, porque en Las Vegas puede pasar cualquier cosa.
Autumn no ha superado el rechazo y la humillación por el abandono de Sam con solicitud de divorcio y pruebas de paternidad incluidas. A diferencia de Sam ella se casó locamente enamorada, pero Conner es la persona más importante de su vida y si por él debe hacer un esfuerzo y tratar a su ex-marido con educación, madurez y corrección, así lo hará.
Lo malo es que Sam se parece menos al arrogante y vanidoso jugador de hockey con el que se casó y más a un hombre que parece querer formar parte de su vida.

A diferencia de otras novelas de Rachel Gibson en las que predominan las escenas divertidas y alocadas, en Any man of mine no abundan. Es una novela más sencilla, más “seria” que nos muestra a unos protagonistas que parecen despreciarse y entre los que no queda más que rencor y arrepentimiento. La relación entre ellos es en ocasiones tirante, incómoda. Pero -y eso es lo que en mi opinión hace de ésta novela singular- poco a poco se nos muestra como esos personajes nos desnudan facetas ocultas de sí mismos.
Lo cierto es que llega un momento en que puedes ponerte tanto en la piel de Autumn como en la de Sam. Creo que es una de las características de Gibson, y comprender un poco a ambos. De entrada confieso que es Autumn la que me ganó porque tiene un halo vulnerable y porque, realmente, es la que provoca más empatía, pero los protagonistas canallas como Sam tienen algo que, al final, logran conmoverte un poco.

No quiero contar qué sucede ni cómo evoluciona la relación de Sam y Autumn, pero basta con decir que me ha parecido una historia romántica en la que la paciencia, la fortaleza y la valentía son piezas clave en su evolución. Y, ¡cómo no!, Conner juega un papel vital. Además, y como es habitual en esta autora, es un niño que logra cautivarnos por su naturalidad, espontaneidad y dulzura.

La novela también cuenta con bastantes personajes secundarios a los que ya conocemos de otras novelas como Ty, Faith, Mark o Jules. Y tengo que destacar a Vince, el hermano de Autumn, un ex-marine grande y con cierto misterio a su alrededor cuya historia te provoca conocer cuanto antes.

En definitiva, para mí se trata de otra bonita novela de Rachel Gibson. Autora de la que me gusta leer todas sus novelas porque unas serán mejores, otras peores, pero siempre me dejan con mariposillas en el estómago. Como Any man of mine.
Una historia de segundas oportunidades, de madurez emocional, de perdón y, por supuesto, de amor.