Taking the heat
Harlequin
2003
Gabrielle
Hadley acepta el puesto de guardia en una prisión de Florence, en
Arizona, empujada por la necesidad. En esa región del árido
desierto se agrupan varias prisiones. La dificultad para encontrar
trabajadores facilita que Gabrielle, que recién finalizada su
formación, consiga el empleo. Gracias a ese trabajo Gabrielle sabe
que podrá mantenerse sin la ayuda de David, su ex-marido.
Lo
cierto es que Gabrielle no huye de David, a quien conoce desde hace
diez años. David es un buen padre, su confidente y el más bondadoso
de los hombres, pero se ha percatado que lo quiere como a un amigo,
no como a un hombre. Por ello ha tomado la determinación de
divorciarse; por ello ha abandonado su hogar en Phoenix y trasladado
a la región del desierto.
Pero
también existe otra razón por la que se ha instalado allí.
Gabrielle
fue abandonada por su madre cuando contaba con tres años y, tras una
larga búsqueda, ha dado con ella. Naomi, la mujer que la dio a luz y
la abandonó, vive en Florence y Gabrielle desea reencontrarse con
ella y pedirle una explicación.
El
trabajo en la prisión no resulta sencillo.
La
mayoría de los presidiarios son peligrosos y violentos. Apenas lleva
unos días ocupando su puesto cuando se desata una pelea entre un
grupo de presos. Varios miembros de una banda tratan de dar una
paliza a un hombre y los guardias no intervienen; pero Gabrielle sí.
Con ello se gana la animadversión de sus compañeros, especialmente
del Sargento Hansen.
El
preso agredido es Randall Tucker. Lleva seis meses en esa prisión,
dos años desde que fue detenido y acusado de asesinar a su esposa.
Es
el blanco de algunos de los presos, sabe que su vida cobre peligro
pero está determinado a sobrevivir. Debe demostrar su inocencia para
recuperar a su hijo.
La
intervención de Gabrielle complica más la situación, pues tras
denunciar la negligencia de sus compañeros y atender las heridas del
preso, el alcaide decide que se haga un traslado penitenciario del
preso Randall Tucker. El destino es una prisión más peligrosa.
En
el trayecto, escoltado por Gabrielle y otro guardia, sufren un
accidente y Randall aprovecha para huir.
Gabrielle
lo sigue y se adentra en el desierto. Tras una persecución,
Gabrielle y Randall se encuentran; ella está decidida a hacerlo
regresar, él dispuesto a todo por huir. Pero cuando se desata una
tormenta en el desierto, deben aunar esfuerzos para sobrevivir bajo
la tormenta y el sol implacable.
Desde
que empecé a leer las novelas de Brenda Novak me cautivó su manera
de escribir, los personajes que crea y cómo construye las tramas.
Así que, si bien no es una autora que me resulte desconocida, lo
cierto es que me ha sorprendido con esta novela.
La
razón es que, habituada a leer historias suyas más amargas, más
oscuras, y a pesar de que Taking the heat presagiaba ser una novela
de esas que te encogen el corazón, me ha atrapado desde la primera
página y he encontrado en ella una lectura emocionante pero también
muy romántica y con punto tierno.
Tal
vez el punto de partida de Taking the heat pueda recordar a alguna
otra novela. A mí, sin ir más lejos, me hizo pensar en Espósame de
Pamela Clare. Es cierto que existen algunas -pocas- similitudes, pero
son novelas muy diferentes y aunque ambas autoras escriben suspense
romántico, tienen rasgos que las hacen cada una únicas.
La
historia de Gabrielle y Randall me ha fascinado y enamorado desde la
primera página. Desde ese primer encuentro en la prisión de
Florence, cuando Gabrielle irrumpe en mitad de la pelea en la que
Randall está en inferioridad. Poco a poco, encuentro tras encuentro,
la química existente entre ellos se ha ido haciendo más patente,
casi traspasando el libro, y la barrera entre guardiana de prisiones
y presidiario ha ido diluyéndose hasta ser simplemente Gabrielle y
Tucker.
Tengo
cierta debilidad por novelas de este estilo, donde uno o ambos de los
protagonistas son prófugos o se encuentran a la fuga. Donde existen
obstáculos que parecen insalvables, donde ambos se encuentran en
bandos opuestos. Como sucede como Tucker y Gabrielle.
Me
ha cautivado cómo la autora, con sencillez, con una historia
impregnada de dulzura y coraje, va derribando las barreras que les
separaba, a la vez que va desgranando los hechos que acontecieron
cuando Andrea Tucker fue dada por muerta.
Puede
que en algunos puntos -que no desvelaré para no descubrir nada- la
historia pueda resultar poco creíble, al menos a algunas lectoras.
Sinceramente me lo he planteado, o lo hice durante algunos breves
momentos. Pero estaba tan absorta en la lectura, tan envuelta por la
historia que contaba, por sus personajes, sus sentimientos y las
dificultades a las que debían enfrentarse que, al final, no me ha
parecido tan relevante.
Creo
que Taking the heat es una novela romántica, dulce y con una buena
trama de intriga de fondo. Sin demasiadas escenas de sexo, sin
recrearse demasiado en ellas -al contrario- Brenda Novak crea una
novela muy romántica y conmovedora.
Además,
personajes como la pequeña Allie y Landon, los hijos de Gabrielle y
Randall, rodean de más dulzura a esta historia, pues describe
escenas tiernas y divertidas, también emotivas, protagonizadas por
los dos niños.
No
puede dejar de mencionar a David Hadley, el ex-marido de Gabrielle,
que no es en ningún momento el antagonista de la historia. Al
contrario, es un personaje que se hace querer, que despierta
simpatías y se gana un pedacito de nuestro corazón.
Con
sinceridad debe reconocer que Taking the heat no es una novela de
grandes pasiones ni desgarradora, pero me ha parecido preciosa,
romántica, dulce, conmovedora y, también, en ocasiones, me ha
tenido con el corazón encogido.
Pese
que es una de las primeras novelas que publicó Brenda Novak, de las
que tal vez esperas no sean tan buenas como las últimas, confieso
que me parecido de esas que te provocan mariposillas en el estómago.
De esas que volveré a leer y releer.
Taking
the heat es una novela donde, con ternura y sencillez, la autora aúna
acción y romance y te cautiva con una bonita historia que te deja
con una sonrisa.
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